En una noticia publicada hace pocas horas en Noticias Montreal, se describe cómo el ministro de inmigración Jason Kenney fue muy duro durante una conferencia de prensa en la que se detalla que el gobierno canadiense está procediendo a revocar la ciudadanía a 2100 personas que la obtuvieron fraudulentamente. "Estamos sobre ustedes. La ciudadanía canadiense no está a la venta".
No por haber obtenido la ciudadanía alguien que la obtuvo de no muy buena manera puede quedarse tranquilo. Kenney explicó que se están estudiando además 4400 aplicaciones de residentes permanentes que habrían cometido fraude. La mayoría de estos casos, según se detalla en la publicación, son de personas que viven en el exterior y falsificaron documentos para poder realizar el proceso. La presión es tal que 1400 de estas aplicaciones fueron retiradas por los mismos residentes cuando la autoridades se les vinieron encima.
Sin embargo, no serán los únicos que tienen algo qué temer. Kenney informó que irán también detrás de los agentes de inmigración que ayudaron a estas personas a cometer fraude. "La ciudadanía canadiense tiene que estar basada en la presencia física en el país, creo que eso es algo lógico y en lo que todos estamos de acuerdo", señaló.
Moraleja: haz las cosas legalmente. Lo que empieza mal, acaba mal.
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